Los últimos cinco minutos
Hace muchos años, un francés llamado Henry, que también estaba en el camino de la búsqueda de sí mismo (este camino del eterno caminante que, ahora, comenzamos a recorrer juntos) me dijo una frase que nunca pude olvidar:
"No hay que preocuparse pues todo se soluciona en los últimos cinco minutos"
La frase ha pasado, de boca en boca, entre mis amigos y conocidos quienes, después de muchos años, me llaman para decirme:
- No sabes cómo me acordé de tus palabras. Estaba embarullado con miles de cosas que venían todas juntas, sin encontrar el camino para poder salir del embrollo y, de repente, en los últimos cinco minutos, todo se solucionó como por arte de magia...-
Yo también apelo a la frase en determinadas circunstancias, aunque, si bien no hay que preocuparse, sí es necesario "ocuparse" y tratar de encontrar todas las opciones posibles y agotar esas instancias a fin de despejar el sendero y llegar a la meta deseada.
No preocuparse no implica una actitud pasiva esperando que caiga el maná del cielo. Hay que salir a empujar, a forzar, a ver las posibilidades, a tratar de hacer lo que está a nuestro alcance (y un poco más) a fin de solucionar los inconvenientes.
Llegar a esa meta es el premio que nos dará la satisfacción del éxito palpable.
Ahora bien, a veces hay caminos que el Universo no quiere que recorramos; no es nuestro destino; entonces, hay que entender las señales.
Cuando el camino que emprendemos es el correcto, las circunstancias se acomodad, los inconvenientes son salvables, los planetas de alinean y todo fluye.
Cuando no es nuestro destino, el Universo nos los hace saber, a veces sutilmente, otras manifiestamente. Lo que teníamos planeado se frustró pues llegamos un minuto tarde, porque se rompió el auto y perdimos el tren, porque otro llegó primero, porque llovió, porque se nos mojaron los papeles, porque sí, porque no.
Cuando nos hemos ocupado fervientemente y la niebla no se disipa hay que entender las señales y darnos cuenta de que no es nuestro camino, aunque pusimos todo el esfuerzo y el empeño.
De cualquier manera, siempre hay que esperar hasta los últimos cinco minutos.
Antes de que el pelotón de fusilamiento apriete el gatillo puede llegar el indulto del rey, como por arte de magia.
Vamos a crecer mucho y juntos en este Blog...
La vida es hoy y cada minuto es como un escalón para ascender a nuestros objetivos. No hay camino sin obstáculos, pero también hay mucha inteligencia humana para saber qué hacer ante cada uno! Rendirnos nunca! Este artículo es fiel expresión de que hay que caminar hacia la meta con la máxima valentía y actitud positiva: lo que no logremos que sea porque no estuvo en nuestros propósitos porque las cosas que deben ser, serán. Gracias al autor de este maravilloso artículo! Gracias a solerlifetech.com, un joven emprendimiento ejemplo de que hay que empezar con el optimismo de cada día seguir ADELANTE!
ResponderEliminarSí, ahí vamos por el largo camino hacia nosotros mismo y allí nos encontramos en los mismos sitios.
ResponderEliminarSiempre la vida es una lucha constante con alegrías y tristezas. Con logros y fracasos pero siempre con ka bendición de Dios que nunca falla.
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